martes, 18 de agosto de 2009

Termina en Lima la I Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación

La primera edición de la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación fue organizada por el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) y Transparencia Internacional (TI).
El evento permitió a los periodistas interesados poder ver on line las mesas de debate o seguirlas a través de Twitter, Facebook y el Blog de la Conferencia.
Entre más de 40 expositores se pudo escuchar el trabajo realizado por un equipo del periódico O Dia. El equipo periodístico, compuesto por una reportera, un fotógrafo y el chofer de la empresa, estaba realizando un reportaje en la Favela do Batan, en Realengo, en la zona oeste de Río de Janeiro. Disfrazados de moradores, recogían informaciones sobre la actuación de milicias y grupos paramilitares integrados por policías y policías retirados en las favelas de Río de Janeiro. Los periodistas fueron descubiertos, torturados e retenidos por casi ocho horas. Este hecho es considerado una referencia porque, desde que ocurrió, la sociedad empezó a ver a las milicias como algo intolerable y no como un ‘mal menor’ en comparación con el tráfico de drogas.
Con esto, las autoridades comenzaron a dar más atención al problema que hace por lo menos cinco años aflige a las comunidades de todo el Estado. En 2006, cinco integrantes de milicias fueron detenidos; en 2007, 24 y en 2008, fueron 78 los capturados.
El jefe de reportajes de O Dia, João Antônio Barros, explicó que las milicias reproducen la forma de organización del juego del ‘bicho’ (lotería ilegal) y de la mafia –dos otras formas de crimen organizado-, cobrando tasas de protección a los moradores, impuestos sobre bienes y servicios de la comunidad y controlando los servicios públicos, en especial el aparato policial a través del soborno. Según él, la milicia en Río recauda cerca de 50 millones de reales por año.
El periodista contó que durante tres meses, O Dia investigó a 43 personas ligadas a las milicias (Abajo el dossier de la investigación sobre milicias publicada en el periódico). “Algunos llevan vida de reyes, viven en mansiones o en apartamentos frente al mar y ganan hasta 80 mil reales por mes. Además, concentran poderes con negocios de parientes y amigos”, describe. Barros da como ejemplo un sargento reformado de la PM que recibe de la corporación 2 mil reales por mes, pero acumula un patrimonio de 6 millones de reales.
Barros habló sobre el papel de la prensa en el combate al crimen y dijo que “la prensa es la única válvula de escape de las comunidades, porque trae una mirada sobre lo que acontece allá. Tenemos la obligación de ir a esos lugares, porque si paramos, el crimen organizado va apoderarse de todo”, aseveró.
Según él, la milicia se volvió una fábrica de dinero que lotea una región, levanta predios y alquila aparta-estudios. Otro negocio rentable es el control del transporte a través de la corrupción del sector público. “Las vans facturan más que el ‘bicho’ hoy día” dice, y agrega que si la milicia avanza más, se tomará el sector público por completo y se enraizará en todos los sectores de la sociedad.
El esquema criminal, de acuerdo con Barros, incluye amenazas, muertes, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero (a través de casas loteras y de la venta de títulos al portador, entre otras formas) y finalmente, infiltración en la política, “con la fuerza del voto de cabestro”. Para él, el papel de los medios como parte del engranaje de la sociedad es sacar a la luz lo que no fue detectado por la policía y por el poder judicial y exigir acciones de las autoridades.

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