viernes, 16 de octubre de 2009

Osvaldo Bayer: "Nuesta literatura elabora la dictadura y recupera los sueños"

El escritor argentino Osvaldo Bayer habló con DW-Word sobre el movimiento cultural en la Argentina de hoy, después de la dictadura militar, los nuevos escritores, y el vínculo cultural entre Argentina y Alemania.
En el marco de la presentación de Argentina como invitado de honor en 2010 de la Feria del Libro de Frankfurt, se dieron cita allí escritores y periodistas que participan hasta el domingo 18 de octubre de numerosos debates sobre el desarrollo de la cultura y la literatura en la Argentina actual. El lema es: "Argentina, cultura en movimiento".
Osvaldo Bayer, de 82 años, uno de los grandes escritores argentinos, vivió exiliado en Alemania durante la cruenta dictadura de la Junta militar. El escritor cuenta qué es lo que caracteriza a la literatura argentina de ayer y de hoy, y cómo es el vínculo que une culturalmente a Argentina con Alemania.

¿Cómo se inserta la literatura argentina en el panorama cultural alemán?
Como todas las literaturas. En Europa hay curiosidad por saber como piensa Latinoamérica. Pero Latinoamérica es muy grande, y, así como nos ha dado el realismo mágico, también ha dado un estilo muy argentino que tiene que ver con sus pampas enormes, con sus mestizos, con sus gauchos, con su historia, una historia realmente muy violenta. Y también con la influencia europea, porque la Argentina ha sido el país con mayor inmigración europea, principalmente italiana y española. Pero también alemana. Siempre me acuerdo de los alemanes antinazis que llegaron allá por 1933 y 1935, tengo un enorme recuerdo de ellos, de su pena y su sufrimiento esperando siempre el regreso.
Así que Argentina es una gran mezcla de razas, de europeos, de criollos, de pueblos originarios y tiene una cultura que es diferente, tal vez, de otros países latinoamericanos y que siempre es de interés para los europeos.

Usted tuvo que exiliarse en Alemania durante la dictadura de la Junta Militar en Argentina. ¿Cómo marcó esa etapa la literatura argentina?
Lo que marcó la dictadura fue solamente el terror. Fue un gobierno terrorista, una dictadura de lo peor. La desaparición de personas es llamada en Latinoamérica y en parte de Europa La muerte argentina. La mayoría de los escritores tuvo que emigrar o fue asesinada, como en el caso de Rodolfo Walsh, o del novelista Haroldo Conti, o del poeta Paco Urondo, por nombrar sólo a esos tres. Mis libros también fueron prohibidos, fueron quemados por “Dios, Patria y Hogar”.
Fue una dictadura extremadamente asesina y de extrema. Los nuevos escritores hablan principalmente de ese tema, de esos ocho años de dictadura. Yo diría que el cuarenta por ciento de esa nueva literatura se refiere a esa época. Como también sucedió con Alemania después de la guerra, el preguntarse cómo fueron posibles todos los crímenes de la dictadura nazi. La literatura se pregunta cómo fue posible la quema de libros en la Argentina, la persecución y muerte de esa juventud, el robo de niños. Arrojaron vivos a los prisioneros desde aviones al río y al océano. Son casos de extrema crueldad. Entonces la literatura ha tratado de tomar todos esos temas para tratar de explicarse lo que ocurrió. Y también tiene una variación temática absoluta, ya que después de la dictadura, donde no había libertad, de pronto se dan todas las libertades para la producción de libros, y vemos entonces que hay toda una generación joven de escritores que escriben realmente lo que sienten y no recae sobre ellos la prohibición que tenía la generación anterior.

Durante la conferencia de prensa se habló del gusto por lo nuevo y por la experimentación en la literatura argentina, de su multiculturalidad y su riqueza de temas. Pero en el resto del mundo se conoce a la argentina más bien por el fútbol, el tango y Maradona. ¿Por qué Argentina no se da a conocer más a fondo?
Hay que pensar en lo siguiente: la dictadura provocó un corte con la cultura argentina, y nos ha costado mucho recomenzar. Cuando volví del exilio me encontré con un país absolutamente diferente. No era el país de los 60 o los 70, en el que se discutían todas las ideologías, donde había creación, donde aquella juventud quería transformar el país. Me encontré con un país en el que la dictadura había triunfado. Había una especie de acomodamiento. La televisión y el cine, por ejemplo, se volcaban a temas sumamente superficiales. A los que volvimos nos costó mucho hacerle entender a esa sociedad que encontramos que había que volver a lo anterior, que había que volver a la creación. Así que estamos en eso, estamos luchando para volver a tener esa cultura argentina que tuvimos durante tantas décadas.

¿Qué espera de Argentina como invitado de honor de la Feria del Libro de Frankfurt en 2010?
Espero exactamente eso. Que digamos lo que pensamos, que digamos lo que fue la dictadura para nosotros, esa persecución, esa destrucción de libros, ese caos absoluto que vivió nuestra cultura. Y luego, la democracia, la búsqueda de la libertad, de los verdaderos valores humanos. Yo diría, que quisiera que en la Feria del Libro representemos nuestro pensamiento de hoy, nuestro amor por la libertad, y, además, nuestra memoria, el recuerdo de tantos escritores, periodistas y artistas asesinados. De esos grandes pensadores y poetas, y sobre cuáles eran los sueños de esos escritores, de esos grandes amigos que perdimos.

¿Cómo podría podría encontrar la literatura argentina un camino hacia el público alemán, que parece no estar tan interesado en ensayos o filosofía, sino más bien en la novela?
Es difícil, y es algo que tiene que ver con las editoriales, no depende de nosotros, sino de las editoriales alemanes. Hay tantos países, tantos libros, que es probable que no haya mucho interés en nuestro pensamiento político o la filosofía de un país en el extremo sur de Latinoamérica y del mundo. Pero dos o tres pensadores nuestros se publican en Alemania, y eso ya es bastante.

En la foto 2: Osvaldo Bayer con Mempo Giardinelli en la Feria del Libro de Frankfurt.
Entrevista:
Cristina Papaleo. Editor: José Ospina Valencia
Fuente:
Deutsche Welle

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