domingo, 21 de julio de 2013

Colsecor, integración en comunicación cooperativa

“Colsecor, integración en comunicación cooperativa”, título del libro editado por la Cooperativa de Provisión y Comercialización de Servicios Comunitarios de Radiodifusión Colsecor- Limitada, testimonia el recorrido de una institución que, ante el avance de la concentración mediática y el ingreso de capitales extranjeros, no esperó soluciones mágicas, sino que salió a buscarlas y, con tesón, logró dar respuesta a las necesidades de pequeñas poblaciones del interior, alejadas de las grandes urbes
En una primera edición de 4.000 ejemplares, el libro repasa los motivos que dieron origen a la “cooperativa de cooperativas”, y profundiza en el proceso de las telecomunicaciones y del cooperativismo, hasta los efectos de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en este tipo de instituciones asociativas.
“Colsecor, integración en comunicación cooperativa” es la historia de una entidad gestada en Córdoba, que hoy extiende su influencia a 18 provincias argentinas, brindando servicios de comunicación pero, ante todo, con un horizonte claro desde aquel 1995: hacer frente a la discriminación que sufrían las cooperativas de servicios públicos en Argentina. Tomar la palabra frente al desamparo fue la bandera que le permitió a estas entidades brindar televisión por cable en comunidades pequeñas.
De forma conjunta, las asociadas a Colsecor pudieron acceder a los nuevos desarrollos tecnológicos y afrontaron, juntas, los embates de los medios concentrados. Mejorar la relación contractual, a partir de la economía de escala, con los distribuidores en la compra de contenidos fue sólo posible desde la integración de aquellas 13 cooperativas fundacionales distribuidas principalmente en el interior de la provincia de Córdoba.

Espacio democrático
Esta institución de la economía social creó un espacio democrático para las decisiones soberanas de comunicación en el país. Fue a través del trabajo cotidiano que logró una agenda propia, cuyos protagonistas son argentinos que piensan y comunican desde Argentina tierra adentro. Corría el año 2002 cuando se lanzó la señal satelital Colsecor TV.
Hoy, la entidad brinda servicios de internet, telefonía y televisión a través de sus asociadas a más de 200 comunidades del interior del país. Asimismo, participa en diversos ámbitos de trabajo interinstitucional con el fin de aportar ideas respecto a la comunicación desde el sector de la economía social. Como cooperativa madre de cooperativas tuvo una destacada intervención en la formulación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que terminó por incluir a estas entidades como nuevos actores de la comunicación en el país, con nuevas posibilidades de interacción del sector y el Estado.
En ese sentido, expresan en las páginas del libro- el “absoluto beneplácito” con que el movimiento cooperativo recibió la iniciativa del Poder Ejecutivo de “curar una herida histórica” del sector en materia de radiodifusión. “Estamos convencidos que las opiniones y aportes realizados en los foros participativos que se han desarrollado, han ayudado a pulir muchos aspectos perfectibles de la propuesta para que finalmente la ley sea democrática y pluralista, y que contemple, en justicia y equidad, las necesidades de todos los protagonistas en la temática”.

Una Argentina, muchas realidades
De los aspectos más destacados, el libro resalta que el Estado, tierra adentro de Argentina, ha tenido una constante actitud de abandono. Salvo matices, intentos vagos y de baja relevancia, en términos generales, siempre se ubicó “produciendo desamparo”.
“Hay una Argentina con distintas realidades regionales. Estas comunidades, en sus diversidades, con sus promociones y con sus urgencias, han tenido que crear diques con variadas funciones y aplicaciones. Por un lado, diques que se transformen en generadores de energía para el desarrollo, y por otro, en contenedores de desbordes frente a necesidades emergentes. Venimos de pueblos sin luz, sin agua, sin comunicaciones, tras décadas de reclamos”, consigna uno de los párrafos.

Un repaso por tres décadas
De los datos históricos que dan marco a los contenidos, el libro menciona el Decreto 22.285/80 de Radiodifusión, promulgado por la dictadura cívico-militar, que se basaba en la doctrina de la seguridad nacional y entendía a la comunicación como una cuestión de seguridad del Estado.
Esa doctrina “construyó el escenario de la comunicación mediática con dos socios, el Estado y el lucro. Las cooperativas no tuvieron voces”, resaltan.
Las referencias repasan, luego, el nuevo escenario que otorgó la recuperación democrática del ’83 y se menciona el Decreto 1613/86 que permitió recibir y emitir señales satelitales en el país, que imprimió una nueva configuración del sistema de prestación de servicios de comunicación.
Esa normativa indica el libro- concentró la producción de señales nacionales en la ciudad de Buenos Aires. Multiplicó la oferta de señales extranjeras y fortaleció la distribución interna en el mercado nacional.
Como corolario de esos cambios, se consolidaron los grandes operadores múltiples de cable y se estructuró un sistema centralizado de contenidos con una distribución ejecutada desde Buenos Aires al resto del país. Luego, en 1994, sobrevendría el ingreso de capitales extranjeros al sector de las comunicaciones.
Los sistemas de cable fueron la vía de ingreso del capital extranjero a los medios. A partir de entonces, empiezan a llegar fuertes inversiones del exterior a las empresas de cable. Las adquisiciones, fusiones y asociaciones entre empresas cobraron un ritmo vertiginoso en la concentración.
Esa concentración ruinosa puso de manifiesto la necesidad que tuvo el cooperativismo de generar un antídoto: la integración. Sin embargo recuerda el libro- “no tardaron en llegar las propuestas de compra de los facinerosos que venían por la televisión del interior. En aquellos días de embestida a pymes y cooperativas, nuestras entidades crearon con generosidad un salvoconducto en un país sin ley. Una cooperativa de cooperativas”.

Valores y principios
Del contenido se destaca también el repaso, en varias páginas, de los principios y valores de la cooperación. Es que el movimiento cooperativo ha construido a lo largo de las últimas centurias un modelo económico social asentado en una serie de valores éticos.
Ellos son el producto de la interacción de diferentes ideas religiosas y corrientes filosóficas sobre las que existe una coincidencia generalizada en todo el mundo actual.
De hecho, las cooperativas se basan en los valores de autoayuda, responsabilidad mutua, igualdad y equidad; practican la honestidad, la apertura y la responsabilidad social en todas sus actividades.
Esa integración propuesta por Colsecor tuvo eco rápidamente en otras provincias, desde donde poco a poco se fueron incorporando cooperativas, atraídas por conocer la modalidad de encarar la gestión de las televisoras cooperativas. Atravesando cada época y el escenario en que debieron desempeñar su rol, se destaca la crisis de 2001 y el “reservorio de creatividad” que significaron las cooperativas “ante el agobio que padecen las sociedades de consumo”.
Colsecor no fue la excepción, ya que debió diagramar un Plan de Contingencia para preservar la integración ante la crisis.
Superado el trance, la llegada de 2003 y lo que siguió luego fue con avances y crecimiento, de la mano de las tecnologías en telecomunicaciones y la red digital soporte. Por último, en una de las reflexiones finales, expresan: “Hay tanto para decir, debatir e interpretar en este momento, que se hace carne en nuestra integración la necesidad de ampliar la comunicación, para que nuestras comunidades se expresen y comenten en primera persona sus realidades”.
Fuente: Diario Norte

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